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NITRO
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Club ASP

jueves, 19 de marzo de 2009


LOS CARTUCHOS


A título de curiosidad y antes de pasar a la definición de la cartuchería mostramos algunos de los cartuchos mas utilizados para que sirva a modo de comparativa.




Una muestra de los cartuchos mas utilizados en las armas cortas, si bien algunos de ellos son utilizados también en armas largas:



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Algunos de los mas comunes utilizados con las armas largas:



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Desarrollo de la munición


La pólvora es la materia común para impulsar los proyectiles. En la época de los mosquetes y arcabuces, se les introducía la pólvora y la bala en sus cañones; la pólvora debía comprimirse con una baqueta que también se usaba para colocar el taco de papel, y para provocar el disparo se encendía una mecha que tenía el arma. En estas antiguas armas era muy prolongado el tiempo para introducir la munición y el tiempo para dispararla.

En el siglo XVII se inventa el fusil, que no utiliza mecha, sino la llave de pedernal para hacer instantáneo el disparo, y en 1830 esa llave fue sustituida por la llave de percusión, que hizo realizable el disparo al mismo instante de oprimir el disparador. En esa misma época, se hicieron otros avances en los fusiles para lograr mayor alcance mortal y estabilidad en el.





















En la década de 1840 se inventa el fusil de cartucho, que acortó el tiempo para cargar la munición y permitió usar asimismo el fusil en diferentes posiciones. Los cartuchos eran originalmente envueltas de cartón o tela encerada, que contenían una pequeña cantidad de pólvora (llamada carga de propulsion) y también la bala dentro; algunos se rasgaban al insertarse el cartucho en el fusil. Posteriormente se inventaron cartuchos que ya incluían el cebo, haciendo más breve el tiempo para cargar la munición.

Posteriormente, los cartuchos estaban constituidos como en la actualidad por un cilindro metálico (llamado vaina) que contenía la carga dentro, el cebo (ahora llamado capsula fulminante) en el centro del culote (base de la vaina) y un extremo de la bala embutido en la boca de la vaina.

Los revestimientos y aleaciones de balas comenzaron en la década de 1830 para evitar la deformación de la bala que provocaba inestabilidad en su trayectoria. La primera aleación fue la de bismuto con plomo, y el primer revestimiento fue el cobre sobre el plomo.































Munición para armas ligeras


Los calibres de este tipo de munición se expresan en pulgadas, al estilo anglosajón, como el calibre 44 (o .44); es decir, 0,44 pulgadas; o en milímetros, al modo europeo (9 mm, 7,62 mm). Como existen diferentes versiones de un mismo calibre, a veces nos encontramos con diferentes nomenclaturas. El calibre .30 es muy popular en uso militar y caza y tiene varias versiones: .30-06, .30-30. En este caso, los guiones denotan el año de invención (1906) o el peso de la pólvora en el cartucho: 30 grains. Otro estilo para señalar diferentes versiones es indicar el calibre y el fabricante o creador del mismo: .44 Smith & Wesson, .338 Winchester Magnum, .44 Remington Magnum, .375 Holland & Holland. En calibres europeos se indica el ancho del proyectil por el largo del cartucho en milímetros: 9x17 mm o 9x19 mm, por ejemplo.

Los calibres para escopeta emplean un sistema totalmente distinto. Cuando se dice que una escopeta es del calibre 12, por ejemplo, se quiere expresar que con un lingote de plomo de una libra inglesa (453 g) de peso se pueden fundir 12 balas de ese calibre, de tal modo que si en lugar de 12 se obtienen 14, 16 o 20, el tamaño de la bala disminuirá, y lógicamente la boca del cañón de dicha arma también lo hará.

Lo primero es dividir los tipos de munición para armas ligeras en subsónica y supersónica. Las balas de pistola y revólver normalmente tienen una velocidad inferior a la del sonido (340 m/s) o ligeramente superior. Las balas de fusil, ametralladora, etc. superan ampliamente esta velocidad, con velocidades entre 600 y 1000 m/s. Esto es importante porque las balas supersónicas, incluso cuando atraviesan el cuerpo limpiamente, suelen crear daños severos en los órganos que rodean la herida, incluso cuando no los han atravesado físicamente, y provocan la expansión de la herida debido a la conificación que conlleva la velocidad supersónica. De esta forma, es posible causar gran daño con calibres pequeños, como el .223 (5,56 mm) de los fusiles de asalto OTAN frente a calibres grandes de pistola, como el .357 o .44 aparentemente más poderosos. Aún así, las municiones de grueso calibre para pistola (como las antes citadas) pueden igualar o incluso superar ampliamente la letalidad potencial de muchas de fusil, debido a su mayor calibre (superficie de impacto que transmite la energía que se transforma en daños). El daño potencial de un proyectil depende de la energía (velocidad y peso) y tamaño de la superficie de impacto (calibre) que la transmita.

La subsónica suele ser inútil contra chalecos antibalas, la supersónica puede incluso atravesar varios chalecos unos sobre otros a un centenar de metros. Normalmente la subsónica tendrá un cuerpo cilíndrico corto terminado en una punta esférica, mientras que la supersónica tendrá un cuerpo alargado y una punta cónica estirada.

Lo siguiente a tener en cuenta es la estructura física de la bala. Teóricamente, sólo son aptas para el combate militar cartuchos totalmente envueltos en una envoltura metálica dura de latón y rellenas de plomo o alguna aleación del mismo. Este tipo de munición, muy extendida, se conoce genéricamente por FMJ (full metal jacket) y tiende a atravesar totalmente el cuerpo. En la práctica tanto en la guerra como por parte de cuerpos policiales y particulares se emplean también municiones modificadas. En muchos países, parte de estas municiones son sólo legales para arma corta o caza con ciertos rifles de gran calibre y baja velocidad, ya que a velocidad subsónica no pueden provocar los destrozos que ocasionarían a supersónica y permiten aumentar lo que se llama el poder de parada de un arma, esto es, su capacidad de detener a un individuo o a una especie peligrosa en caso de caza.

Las modificaciones más habituales son eliminar la cubierta dura en el extremo de la bala o truncar el cono o semiesfera de la punta, de forma que queda al descubierto el núcleo blando de la misma (JSP - munición de punta blanda), o incluso hacer un hueco en la punta con un punzón (lo que se denomina bala de punta hueca - JHP), modificaciones muy típicas en ciertas municiones de revólver o pistola. Al entrar en el cuerpo, la bala se aplasta, expandiendo la punta que queda como una especie de champiñón y frenando su penetración rápidamente, por lo que causa heridas no muy profundas pero anchas y tirando literalmente hacia atrás al que la recibe por la cantidad de energía cinética que dispersa en muy poco tiempo. Esto mismo con munición supersónica provocaría que la bala se partiera o doblara y sus fragmentos se dispersaran en el interior del cuerpo, provocando graves lesiones internas. También se puede aplanar la punta y mantener la envoltura integral para conseguir un efecto de dispersión de energía en poco tiempo.

Otro tipo de bala es la perforante, designada internacionalmente por AP (armor piercing). Es una bala externamente similar a la FMJ, pero en el interior del plomo lleva un núcleo de acero endurecido, tungsteno, uranio empobrecido, que al frenarse bruscamente la bala, y por efecto de la energía cinética, rompe la envoltura y puede llegar a perforar el blindaje que detuvo la bala.

Existen balas con la parte posterior rellena de un material colorante que va dejando un trazo al dispararlas, denominadas balas trazadoras, y se usan normalmente para comprobar si el apuntado de un arma es correcto. Las balas explosivas o incendiarias sólo se emplean excepcionalmente en armas de francotirador de gran calibre para destruir depósitos de materiales o combustible, ya que su manipulación es peligrosa para el que las maneja.

La munición de escopeta consiste en un conjunto de bolas pequeñas de plomo endurecido que pueden ser de pequeño tamaño (perdigones) para caza menor, formando una nube que hace más fácil dar en el blanco en piezas pequeñas, entre 11 y 5 para caza menor, o puede ser más gruesas, entre 3 y 1, para caza mayor. Existe munición especial para escopeta que permite utilizar escopetas semiautomáticas o de repetición como arma de asalto policial o militar por la potencia que proporciona en un solo disparo, que se considera equivalente a una ráfaga de subfusil.






























Mecanismo del disparo


Tras la introducción del cartucho en la recámara del arma de fuego y al retroceder la cola del disparador, se provoca que se active un mecanismo interno que libera el martillo que impactará con la parte posterior de la aguja percutora, elemento que al golpear la cápsula fulminante causará la deflagración de la pólvora produciendo cantidad de gases que impulsarán al proyectil situado en la parte superior del cartucho, que al separarse de la vaina toma un movimiento de traslación y otro de rotación, producto del rayado del anima (interior del cañón) a gran velocidad saliendo fuera del cañón y recorriendo una larga distancia determinada por la potencia de la carga propulsora que se mide en granos que responde a la cantidad de granos de pólvora utilizados, cuyo peso es de 64 miligramos.






PARTES DEL CARTUCHO.



A la mayoría de cartuchos actuales, a excepción de los semimetálicos, los podemos dividir en cuatro partes o componentes:






LA VAINA.



Además de servir como portadora de la carga de proyección (pólvora), es la parte que reúne a los demás elementos que componen al cartucho.
La vaina consta de tres partes esenciales: Boca Cuerpo y Culote . Cuando las vainas son del tipo abotellado (golleteada) debemos añadir el Gollete y la Gola. Dependiendo del material en que están realizadas pueden ser metálicas y semimetálicas. En el caso de las vainas metálicas estas deben reunir unas condiciones especiales de tenacidad, maleabilidad y elasticidad, que las permitan aguantar sin agrietarse las dilataciones que sufren en el momento del disparo, cuando es necesario que se ajusten a las paredes de la recámara con el objeto de obturarla herméticamente, y posteriormente cuando se reduzca la presión de los gases recuperar su tamaño primitivo. Estas cualidades las cumple a la perfección el latón, que debe tener, para la admisión en nuestras fábricas (España), una composición de 72% de cobre y 28% de cinc.
Por el contrario las vainas semimetálicas originalmente estaban compuestas de un cuerpo cilíndrico de cartón; un culote metálico casi siempre de una aleación de cobre; y un disco de papel enrollado fuertemente que ajustaba el cilindro de cartón contra el culote impidiendo que ambas partes se pudieran separar. Provocado por la evolución en el proceso de fabricación, hoy en día, casi todos los cartuchos semimetálicos tienen la vaina de plástico de una sola pieza hecha por comprensión o por extrusión. Estos procedimientos de fabricación confieren a la vaina una gran resistencia a las grandes presiones que deben soportar, facilitando que el culote pase a ser de hierro latonado u otra aleación más barata que el cobre, dado que, al ser el fondo del cartucho de plástico, material que cede menos que el papel, los culotes apenas sufren dilatación y no producen fallos de extracción.





CLASIFICACIÓN DE LAS VAINAS.



Las vainas las podemos clasificar ateniéndonos a varios criterios, los más importantes son:


A) Según el material de su constitución:


Metálicas.


Semimetálicas.


Plásticas.


b) Según el sistema de percusión:


Percusión anular.


Percusión central.


Las vainas de percusión central, dependiendo de la existencia o no de yunque

en la vaina, pueden ser:




1. Boxer (sin yunque)


2. Berdan (con yunque)







c) Según su forma geométrica:


















d) Según la forma externa del culote:


1. Pestaña


2. Ranura


3. Reforzada


4. Ranura y pestaña


5. Ranura y pestaña corta


La forma del culote de la vaina va en función del sistema del extracción del arma, de sí es necesario que el culote haga de tope evitando que el cartucho se introduzca en la recámara más de lo debido, y de la potencia de la munición.







LA CAPSULA INICIADORA.



Cuando en 1799, Edward C. Howard descubre las pólvoras fulminantes, que explosionan o se prenden al ser golpeadas, no supo que aplicación darles. Solo seis años más tarde, el sacerdote escocés Alexander Forsyth inventa la llave de percusión donde utiliza la propiedad de las pólvoras fulminantes de inflamarse al choque. Cuando se ve que la idea funciona, una serie de armeros comienzan a perfeccionar el sistema hasta que el armero inglés Egess, inventa el pistón; pero seria Juan Nicolás DREYSE quien, en 1836, ideara la manera de unir el pistón al cartucho, y diseñara un sistema de retrocarga que evite el tener que cargar el arma por la boca de fuego. Posteriormente armeros como Lefaucheux, Flobert, Berdan y Edward Boxer, irían desarrollando la idea hasta conseguir una cápsula iniciadora similar a la actual, con una mezcla química iniciadora compuesta de fulminato de mercurio; mezcla que seria sustituida por otra de clorato de potasa. En la segunda década del siglo XX, casi simultáneamente, la fabrica de municiones alemana R.W.S y la estaunidense Remington, descubrieron un nuevo tipo de pistón anticorrosivo no mercúrico, basados en derivados del plomo (estifnatos, estearatos o ácidos de plomo); solucionando el gran problema de la corrosión que producían los pistones mercuriales o los posteriores de clorato de potasa.
La Cápsula Iniciadora (pistón) es la parte del cartucho donde se aloja la sustancia iniciadora encargada de comenzar la ignición. Esta especie de bomba diminuta contiene un fulminante (mezcla química altamente explosiva) que produce una deflagración al ser golpeada. Esta pequeña explosión provoca una llamarada que comunica el fuego a la carga de pólvora iniciando una reacción química que la convierte en gas. Debido a la expansión de los gases, esta reacción, produce un aumento de volumen que se traduce en presión que impulsará al proyectil.
En los cartuchos de percusión anular la misma vaina hace de cápsula dado que aloja la sustancia iniciadora en el interior del anillo que forma el reborde o pestaña del culote de la vaina. Por el contrario, en los cartuchos de percusión central la cápsula (pistón) es una parte independiente que se embute en un orificio practicado en el centro de la base del culote.
En lo referente a la percusión central debemos diferenciar el tipo de cápsulas empleadas en la munición metálica de la semimetálica (escopetas).
Las cápsulas iniciadoras empleadas en la munición metálica son de dos tipos: sistemas Berdan o Boxer.
La cápsula Berdan carece de yunque necesitando que la vaina lo contenga. Por el contrario la cápsula Boxer, a diferencia de la anterior, contiene un yunque incorporado.
En lo concerniente a los cartuchos de escopeta, actualmente se emplean principalmente dos variantes del sistema Boxer. A estos pistones se les denomina de aparato abierto y de aparato cerrado. La diferencia radica en que el segundo de ellos el pistón está cerrado.




COMPONENTES BÁSICOS DEL PISTÓN



La mayoría se componen de las siguientes partes:


Pasta iniciadora.


Consiste en una mezcla explosiva sensible a la percusión, con compuestos oxidantes, reductores y elementos metálicos, que producen una detonación y un chorro de fuego cuando se aplica sobre ella la energía mecánica adecuada.


Copela.


Es la parte metálica del pistón que contiene la pasta iniciadora y en algunos casos el Yunque.


Yunque.


Pieza metálica contra la que choca la pasta iniciadora cuando impacta el percutor del arma en el centro de la cápsula. De la exacta ubicación del yunque y de sus dimensiones, depende en gran parte la sensibilidad del pistón.




LA PÓLVORA.



Es el propelente o carga propulsora del cartucho, cuya misión es impulsar a la bala, facilitándola el empuje necesario para que esta recorra su trayectoria.
Antiguamente estaba compuesta por una mezcla íntima de salitre, carbón y azufre. Imposible de fijar exactamente la época de su invención, ni tan siquiera la de su aparición en los campos de batalla. Parece ser que es un invento chino que data del siglo VIII de nuestra Era; la formula más antigua que se conoce data del siglo XIII, se le atribuye al monje franciscano ingles Roger Bacón, y nos da las siguientes proporciones: 41% de salitre, 29,5% de carbón y 29,5% de azufre. Estas proporciones variarían, y en lo que se refiere a la composición dada para proyección en los tratados más antiguos es:


10 dracmas de salitre


11/2 dracmasde azufre


2 dracmas de carbón



Esto equivaldría a:


74,07% salitre


11,11% azufre


14,81% carbón


En un principio los maestros artesanos fabricaban la pólvora basándose en formulas empíricas, pero con la creación del Service de Poudres et Salpétres, por Napoleón, la fabricación de la pólvora se perfecciona y se comienza a obtener productos normalizados. Pero en 1884, Paul Vielle descubre que la nitrocelulosa podía disolverse en éter o alcohol, amasándola y laminándola para darle la forma adecuada. Nacían las pólvoras de nitrocelulosa, de base simple o coloidales (pólvoras sin humo). Estas poseen tres veces más potencia que la pólvora negra y, por sí fuera poco, combustionan dando lugar a productos enteramente gaseosos, casi sin emisión de humo.
A finales del siglo XIX, además de la pólvora B de Vielle, en Europa se fabricarían otras de base simple como la “pólvora rusa de pirocolodión”. Poco después Alfred Nóbel consigue gelatinizar la nitrocelulosa mediante nitroglicerina, en vez de disolvente; la balistita entra en escena y con ella las pólvoras de doble base. La pólvora negra que durante casi seiscientos años había dominado los campos de batalla, poco a poco quedaría relegada a escasas aplicaciones.

A diferencia de la pólvora negra, a la que podemos definir como una mezcla explosiva cuyos componentes son inertes, con el descubrimiento y posterior desarrollo de las pólvoras nitrocelulosas de base simple o coloidales, de las de doble base, o de las compuestas, es más correcto cambiar la definición por la de "explosivo propulsor en el que la reacción química exotérmica se propaga a velocidades relativamente reducidas: 0,01 a 2 metros por segundo" (los explosivos detonadores dinamita, trilita, etc., lo hacen desde 2.000 a 9.000 metros por segundo).




CLASIFICACIÓN DE LA PÓLVORA



A la hora de clasificar la pólvora, nos basaremos en su composición o en la velocidad de deflagración. Inicialmente, y basándonos en su composición, tenemos que hacer dos grupos:


Pólvoras ordinarias.


Pólvoras sin humo.


Dentro del primer grupo las más importantes son: la pólvora negra y la pólvora parda.
El segundo esta compuesto por: las pólvoras de nitrocelulosa (de base simple o coloidales), y las pólvoras de doble base (formadas por nitrocelulosa, nitroglicerina y correctores).
También se suele clasificar la pólvora atendiendo a su velocidad de deflagración, y en este caso serán: progresivas, regresivas y de emisión constante. Esta diferencia en la emisión de gases se puede conseguir variando la forma geométrica de los granos o, también variando la composición de la pólvora. Cuando las pólvoras están compuestas por granos planos o huecos, se consume por capas paralelas lo que permite una velocidad de quemado progresiva. En el caso de las pólvoras regresivas los granos son macizos, la superficie exterior es relativamente reducida, y la emisión de gases, según avanza la ignición al interior, va disminuyendo.




EL TACO.



“La misión del taco es múltiple: por un lado, aprovecha al máximo los gases producidos en la combustión de la pólvora gracias un perfecto sellado interno del cartucho en el momento del disparo y, por otro, contiene y protege a los perdigones en su trayecto por el interior del cañón evitando que se deformen por rozamiento con las paredes. Además, gracias a la flexión del pilar de unión de las dos cazoletas del taco, suaviza el retroceso del arma al amortiguar el impacto inicial que se produce en el momento del disparo.”

A la hora de mencionar los componentes de los cartuchos semimetálicos, más popularmente denominados cartuchos de escopeta, muchos olvidan uno de los elementos esenciales, el "Taco".
Sin olvidar la importancia de balas, perdigones, pólvora y vainas, el taco es fundamental en la consecución de la regularidad balística, en presiones y velocidades. La calidad de un cartucho depende en gran manera de la de su taco. Cuanto mejor sea el taco mejor rendimiento obtendremos del cartucho, y mejor garantizaremos un funcionamiento optimo de este tipo de munición, sobre todo, cuando va cargada con granalla metálica (perdigones o postas).
La misión del taco es múltiple: por un lado el taco sella la cámara de gas manteniendo los gases fuera del haz de perdigones, evitando las dispersiones que ocasionaría la perturbación del haz por los gases y, por otro, protege a los perdigones impidiendo que se deformen en el momento de la deflagración de la pólvora y durante todo el recorrido por el cañón.
Inicialmente los tacos eran de fieltro, corcho o papel prensado, pero desde que la FN (Fabrique Nationale Herstal S.A.) inventó el taco plástico de doble cubeta (Shot Wrapper) empleándolo en su cartucho “Legia” la mayoría de los cartuchos montan tacos plásticos.

Con el taco plástico de doble cubeta la FN solucionaban los fallos que producían en muchas ocasiones los tacos de fieltro, que al quedarse cruzados permitían que los gases desordenaran el haz y llegaran incluso a fundir y pegar los perdigones entre sí.
Otra de las mejoras conseguidas fue que al obturar con mayor perfección la cámara de gas se aprovecha más la presión de la pólvora, lo que permite reducir la carga. Esta reducción de carga sumada a la progresividad del amortiguador del taco que suaviza el impacto inicial que se produce en el momento del disparo, hace que el retroceso del arma resulte muchos menos perceptible.
Por otra parte, gracias este tipo de taco se evita en gran manera que los cañones de las escopetas se emplomen. Durante su recorrido por el cañón, al ir los perdigones en la cubeta, no tocan las paredes del ánima, consiguiendo suprimir los residuos de plomo que a causa del rozamiento se depositaban en las paredes del cañón.
Hoy en día aunque se siguen produciendo tacos de corcho, fibra o incluso papel, como el célebre taco “Cup Wad” elaborado por la casa Winchester, la mayoría se fabrican por inyección de polietileno de baja densidad utilizando la última tecnología en moldes de inyección, lo que garantiza un producto de alta calidad y regularidad.
El fabricante personaliza el diseño de cada modelo de taco para garantizar un resultado optimo del cartucho y conseguir distintos efectos en el momento que se realiza el disparo; sirva de ejemplo la misión dispersante que tienen algunos tacos que mediante un separador situado en la cubeta superior, entre la carga de perdigones, facilita la dispersión del haz de plomos en el momento de salir del cañón. Esto permite un haz más amplio y una distribución optima de los perdigones a muy corta distancia, adaptando el cartucho para el tiro cercano; sirva de ejemplo el taco superdispersante patentado por Cartuchos Saga S.A. En otras ocasiones el cartucho va dotado de un taco graso, completamente biodegradable con una tapa de cartón que garantiza la hermeticidad necesaria para los gases y especialmente diseñado para producir el menor el impacto medioambiental, atendiendo a las restricciones ecológicas que existen en algunos países.
En definitiva, el rasgo que ha marcado la evolución y el diseño del taco ha sido el adaptar el cartucho a la variedad, diversidad y diferentes supuestos de utilización ya sean militares, policiales o deportivos. Consiguiendo una regularidad máxima de presión, velocidad, y cualidades balísticas uniformes en todas las condiciones en las que se efectúa el disparo.






EL PROYECTIL



La mayoría de las veces suelen ser metálicos y pesados, aunque en algunas ocasiones muy especificas son de madera o plástico, y a excepción de los esféricos que son completamente simétricos respecto a su centro, a las demás las podemos dividir para su estudio en las siguientes partes: punta, cuerpo y culote.
En lo referente a los cartuchos semimetálicos de escopeta, debemos mencionar que, cuando el diámetro de la bala esférica se sitúa entre 9,14 mm y 6,1 mm se la denomina posta. Cuando el diámetro es inferior a 5 milímetros pasa a denominarse perdigón.


Retomando el concepto general, podemos decir que la bala es la parte principal del cartucho y su función es fundamental en el éxito del disparo. Gracias al impulso que le facilita la pólvora recorre la trayectoria hasta el blanco y le cede la energía residual, desarrollando toda la balística exterior y de efectos.
Las primeras balas eran de plomo y tenían forma esférica. Su utilización predominó durante cinco siglos, hasta ya muy entrado el siglo XIX, cuando con la aparición de las armas de anima rallada, Devigne diseña en 1826 una bala cilindro-cónica con un hueco en la base. Poco después vendría la bala cilindro-ojival diseñada por Thouvenin, la bala Minié, la Dreyse, la Lorenz. Poco a poco las balas con forma esférica quedarían relegadas a los cartuchos de caza.
La aparición de la retrocarga implantó el cartucho metálico y con el se generalizaría la bala cilindro-ojival. En estos primeros cartuchos las balas eran de plomo con una aleación de estaño o antimonio. Pero cuando las balas, gracias al empuje producido por las pólvoras nitrocelulosas, comenzaron a sobrepasar los 450 m/s de velocidad inicial no tomaban bien las estrías y los cañones se emplomaban a causa de la tremenda fricción. La solución a este problema fue dotar a la bala de plomo de una "camisa metálica".
En estas primeras balas con envuelta metálica y alma de plomo (blindadas), la envuelta se fabricaba con cuproníquel, solventando en principio el problema, pero cuando las velocidades alcanzadas superaron los 700 m/s de Vo, la camisa de cuproníquel se fundía, lo que ocasionaba en el ánima del cañón un residuo que solo se podía quitar a base de amoniaco y baqueta; este inconveniente se solucionaría gracias a la denominada envuelta de "Metal dorado" (aleación de cobre, cinc y una pequeña cantidad de estaño). Posteriormente aparecen las envueltas denominadas de "Trío-metal" que se obtienen combinado una fina lámina de acero destemplado entre dos finísimas láminas de metal dorado.
La tecnología de los proyectiles está en continua evolución. Desde la aparición de la bala esférica y tras más de 800 años de lento desarrollo, escalonados con algún periodo de rápida evolución, ha sido a partir de 1990 cuando los progresos en la metalurgia y los modernos procesos de fabricación nos han llevado a un avance vertiginoso en el diseño y la efectividad de las balas. Actualmente tenemos proyectiles, compuestos de 8 metales, que dependiendo de la dureza del blanco se comportan de una manera u otra. Siendo capaces de traspasar un chaleco antibalas o una placa de acero; o por el contrario, cuando el objetivo a batir es blando, la bala se expande 360º dentro del blanco cediéndole toda su energía y no traspasándolo.




CLASIFICACIÓN DE LOS PROYECTILES



A la hora de clasificar las balas nos encontramos con infinidad de posibilidades. Si atendemos a los elementos que contienen estas pueden ser de un elemento, de dos elementos y de varios elementos. Si nos fijamos en los efectos que producen serán trazadoras, incendiarias, explosivas, perforantes, etc. Según la silueta de su cuerpo serán lisas, ranuradas, moleteadas y entalladas. Atendiendo a su forma geométrica pueden ser esféricas, cilíndricas, ojivales, y sus variantes mixtas como cilindro-cónicas, cilindro-ojival, etc.
Como vemos ha quedado claro que podemos seguir con infinidad de clasificaciones, por lo tanto vamos a centrarnos solo en las más significativas.


Atendiendo a su forma


La forma, el perfil de la ojiva y la composición del proyectil dependen del uso que se le dé a la mismo. Por ejemplo: las puntas agudas están diseñadas para que pierdan velocidad más despacio y tengan más alcance y más capacidad de penetración. Al contrario, los proyectiles de punta redondeada suelen ser más efectivos a corta distancia y ceden más energía en le momento del impacto penetrando menos que los picudos. Dentro de esta primera clasificación, y atendiendo a formas y perfiles, realizaremos cuatro subgrupos:


1º Fijándonos en su forma geométrica podemos decir que el proyectil es:



Esférico (A)


Cilíndrico (B)


Ojival (C)


Cilindro-cónico (D)


Cilindro-ojival (E)


Aerodinámico (F)




2º Observando la forma de su base, el proyectil puede ser:


Hueco o perforado (G)


Tronco cónico (H)


Cóncavo (I)


Plano (J)


Talonado (K)





En la actualidad, unicamente la munición anular del calibre .22 monta proyectiles talonados.



3º Según la forma de la punta diremos que es:


Roma (L)


Plana (M)


Hueca (N)


Aguda (Ñ)








4º Atendiendo a la silueta de su cuerpo:


Moleteada (O)


Ranurada (P)


Entallada (Q)


Lisa (R)









Atendiendo a su formación o composición:


Aquí diferenciaremos entre las compuestas de un solo elemento y las de varios elementos.
Las de un solo elemento dependiendo de su composición y dejando a un lado si son de madera, platico o metal, las clasificaremos como macizas o huecas. En el caso estar formadas por varios elementos, realizaremos la clasificación centrándonos en la naturaleza de su envuelta, siendo de latón, cobre, cuproníquel, acero latonado, teflón, etc.
En esta clasificación de varios elementos debemos incluir la nueva bala desarrollada por el ejercito de los EE.UU., la denominada "Bala Verde". En este tipo de proyectil, atendiendo al daño que produce el plomo al medio ambiente, se ha sustituido el núcleo de plomo por otro de tungsteno nailon.

Atendiendo a los efectos que producen además de las balas ordinarias en este grupo incluiremos aquellas balas cuyo comportamiento, balísticamente hablando, difiere del normal de los proyectiles ordinarios.



Expansivas


Con la intención de producir mayores daños, el proyectil se deforma expandiéndose dentro del blanco y cediéndole toda su energía. Una de las primeras balas expansivas fue la diseñada y patentada en 1897 en el arsenal Dum-Dum, en las afueras de la ciudad India de Calcuta. Esta munición fue prohibida por el convenio Internacional de la Haya, quedando relegada para usos cinegéticos. Actualmente, son ejemplo de balas expansivas las conocidas como de punta hueca.



Frangibles


Se fragmentan al impactar en una superficie dura evitando rebotes, o traspasar el blanco. Están compuestas por una mezcal de cobre y estaño, combinados por alta presión o una sustancia aglomerante como el nylon y el estaño.



Perforantes



Balas blindadas de núcleo duro perforante.
La misión de este tipo de balas es poder atravesar los blindajes ligeros. Los alemanes, durante la Primera Guerra Mundial, para traspasar el blindaje de los primeros carros de combate idearon este tipo de proyectil. Compuesta de un núcleo de acero rodeado de una envuelta de plomo que está a su vez rodeada de una camisa o blindaje convencional. En el momento del impacto se desprenden las envueltas y el núcleo de acero continua la trayectoria perforando el blindaje. Ejemplo de este tipo de balas son la bala Roth y la Krupp. Posteriormente se perfecciona este tipo de munición reforzando el núcleo con una aleación de Níquel -Cadmio.







Trazadoras


Su función principal es la de marcar la trayectoria mediante una estela luminosa o de humo, y así poder corregir el tiro. Las primeras balas trazadoras se fabricaron pegando a la base de la bala una pastilla de magnesio y fosfato. En la actualidad exteriormente las podemos distinguir dado que su ojiva va pintada de color verde o rojo, dependiendo del país de origen. Otra característica es que la longitud de estas balas, suele ser mayor de lo normal debido a que necesitan contener en su interior un espacio donde alojar la carga trazadora (generalmente fósforo). Comúnmente en las ametralladoras una de cada cinco balas es trazadora.





Incendiarias


Balas que contienen una mezcla química que se inflama al contacto con el aire o por impacto.
La misión de este tipo de bala es producir incendios en el lugar donde impactan. La carga incendiaria, habitualmente fósforo blanco, va colocada en el interior de la ojiva. En el momento del impacto se rompe la camisa de la bala, inflamándose el fósforo al entrar en contacto con el aire. Para su diferenciación la ojiva va pintada de azul o naranja.



Explosivas


Balas que contienen una carga que explosiona por impacto.
La utilización de balas explosivas es muy antigua. Básicamente su misión es la de detonar al impactar en el blanco. En un principio la sustancia explosiva era una mezcla de fulminato de mercurio y clorato potásico. Esta carga detona a causa de la presión que sufre la bala en el momento del impacto.





2 comentarios:

  1. Los felicito toda esta informacion sobre el cartucho es muy importante, toda vez que esto permita identificar la diversidad de los mismos, ya que para todo aquel usuario de armas de fuego es importante el saber la calidad del tipo de cartucho que debera de emplear en toda arma de fuego, permitiendo optimizar su funcionamiento.

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  2. Me interesa saber cual es la duracion de la polvora en un cartucho por ejemplo yo tenia unos cartuchos de por lo menos 12 anos y al probarlos en CZ funcionaron,naturalmente que no porve sino un solo cartucho.Mi pregunta concreta cuanto es el tiempo de duracion de estos cartuchos?

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